El contrabajo
En segundo lugar, aunque no menos importante, entre la familia de los instrumentos de los cordónofos, aparece el contrabajo. Está considerada la herramienta musical más grave de todas sin contar el octabajo (que emite sonidos dos octavas más fuertes). Por motivos como estos no ha llegado a usarse el contrabajo como solista hasta años recientes. Cabe mencionar como tocadores y exponentes principales del contrabajo de manera sobresaliente a Dragonetti y Bottesini. No es raro que muchas personas se cuestionen el cómo llega a fabricar dichos sonidos graves, el origen de ello se encuentra en la agitación de los cordeles a través de un arco. No obstante, es cierto que también puede hallarse el mismo resultado con el roce de las yemas de los dedos, como si fuera un bajo. Este método es denominado como pizzicato.
Biografía
Los inicios del contrabajo datan del siglo XVI, etapa histórica en la que además se encontraba un instrumento del que se cree que provenía éste: violone. Sin embargo, no es hasta tres siglos después cuando comienza a tomar aspecto y peculiaridades que le han sido otorgadas gracias a la fusión de piezas auténticas de la viola y del propio violín. Aparte, este siglo fue el que inició el protagonismo que ahora tiene en las orquestas actuales, es más, en esta etapa se le integra por fin. Incluso es cierto que se le encasilló en un encargo meramente secundario, pues sólo se dedicaba a destacar en partes del violonchelo. Complicaciones que se atribuían a su enorme físico y a la manipulación del contrabajo lo llevaron a retrasar su éxito en los salones de actos. Pese al lamento de cargar esto a rastras, los años transcurrieron, y diversos compositores empezaron a darle más de una oportunidad en sus canciones y melodías, hecho que significó su merecido reconocimiento por parte de la gente y de todos los músicos. Por otra parte, no fue hasta mediados del siglo XX cuando el contrabajo lograría provocar su mayor fiebre gracias en parte al jazz, pues le dedicó solos y nuevos estilos representativos.
Comienzo
El comienzo de este instrumento, el cual es el mayor componente de la familia de la cuerda frotada, ha creado cuantiosas disputas entre los más expertos. Tampoco podemos decir que exista una mayoría que admita la derivación del contrabajo, aunque como bien mencionamos antes, su reconocimiento y éxito empezaba a finales del siglo XVIII, siendo aceptado en el clan de las cuerdas…a una edad muy tarde, todo sea dicho. Tal vez podría deberse a sus características físicas (arco, forma, altura..) tan cambiantes. Acerca de sus dimensiones, fue marginado del cuarteto de cordel, que a su vez estaba compuesto por una viola, un violonchelo y dos violines. Igualmente hay personas que no creen que pertenezca al grupo del violín, porque acabando el siglo XV su parecido era exactamente al del miembro más grande de la viola. Contenía nada más y nada menos que dieciséis cuerdas. Eso sí, dos siglos después un profesional de la música declaró un instrumento de cinco cuerdas como violone (conocido igualmente como viola da gamba). Por lo tanto, se cree que éste puede ser el padre directo del contrabajo que conocemos hoy en día.
Hablemos ahora de la afinación, nada sencillo porque aquel «contrabajo» medía unos dos metros, es decir, casi como el presente. Las melodías que originaba solían reproducirse una octava por debajo a la que el músico interpretaba en las composiciones, curiosidad que sigue patente en los tiempos de ahora. En cuanto a su lugar de nacimiento, tenemos que decir que ha sido decisivo para la creación de otros modelos del contrabajo (algunos de ellos siguen en pleno uso de sus facultades). Una de las mayores curiosidades de este elemento musical es su forma física parecida a la viola, la cual, fue realizada en Alemania. Finalmente resultó una herramienta con hombros oblicuos y núcleo liso. Cabe mencionar que en Italia no llegaron a fabricarse así, sino con los ángulos típicos del violín y con núcleo encorvado, aunque se mantuvo la forma de la viola. Aquellos contrabajos de los siglos anteriores al XVIII, disponían de cinco o cuatro cuerdas…incluso seis en algunos ejemplos. Pero en el siglo XVIII, decidieron apostar por las cuartas, apostando así por una actualización, por una nueva versión, frente a las ya vistas y anteriores violas y violones. Sin embargo, esto no ocasionó ninguna modificación en las partituras de los compositores ni en las muestras de orquestas, dejándola esquinada a realizar el efecto del chelo para reforzar los graves. Por otra parte, las cuerdas emitían melodías recónditas y se ubicaban a modo de rollo en el clavijero, lugar que antes era hecho con material de madera de ébano. Más tarde, con la transición de las tripas a cuerdas más finas, se consiguió reducir su tamaño y por lo tanto, mejorar su manipulación y el sonido. En cuanto a las actuaciones, de no ser por Dragonetti (el precursor que lo introdujo en su orquesta), el contrabajo no podría haber conquistado los principales conciertos de las más glamurosas ciudades europeas y posicionándose para siempre en un lugar específico dentro del mundo musical. Imborrables compositores como Wagner o Beethoven, deben mucho a este instrumento, pues les han cambiado todas sus composiciones, cargándolas con un considerable y abrumador lirismo. Continuando con el eje cronológico, cerca del año 1840 Gouffel acercó el contrabajo a una Ópera en París. Añadió ciertas innovaciones, curiosidades y estilos a través de sus escritos, tanto para el propio contrabajo como para la zona del arco.
Actualmente, en las orquestas dedicadas al baile moderno, podemos apreciar el sonido del contrabajo aunque con una cuerda aguda de más afinada en do3. Y no fue hasta el siglo XIX cuando los músicos afincados únicamente a éste utilizaron arcos con vara alabeada hacia el exterior en relación con el encerdado. Posteriormente a que fuera regular el arco combado hacia dentro en el violonchelo, la viola y el propio violín. Hasta aquí este artículo acerca del contrabajo: ¿quién diría que este instrumento hubiera dado tantas vueltas hasta alcanzar la fama, eh?. Ahora a modo de cierre, comparto con vosotros un vídeo de ejemplo donde el contrabajo es el verdadero dios que maneja toda la canción. Se trata del famoso tema «Bésame mucho» llevado a cabo por Roberto Aymes.
Muchas gracias por llegar hasta el final y apoyarnos con tu visita y tu lectura. En el próximo tema nos meteremos de lleno con la música tribal… Y promete muchísimo. No dejes de leernos, y por favor, si te ha gustado o te hemos ayudado con tus dudas, puedes compartirnos. ¡Hasta luego!